domingo, 10 de mayo de 2015

Porvenir

Sospecho de la existencia del ser humano como única especie del Cosmo. Arden infinitas estrellas en un solo cristal que se reinventa con el correr de los siglos. Sin embargo, algún espejo oculto en las profundidades oscuras del universo tiene respuestas a estas dudas, hasta ahora, insolubles.
Despojado de brujos y hechiceros; sin pregonar por ángeles ni aquelarres, el foco se hace en torno al enigma: hay un portal en cada mente, propio de la inconsciencia que abruma.
Las certezas son tales que prohíben el intercambio de diversas percepciones sobre la concepción del universo. ¿Qué será del mismo cuando todos los humanos de hoy hayamos muerto? ¿Cómo imaginarlo en el transcurso de los siglos?
Los cabo sueltos será atados; la pobreza humana desembarcará en las ruinas de un desierto divorciado de estas tierras. Ya la culpa será bandera y forma de vida en los hombres. Sólo la música, los libros y algunas distracciones podrán mantener la esperanza de salvación en aquellos humanos.
Las estrellas y el sol; la luna con sus nubes azules deambulando a su alrededor y las electricidades del cielo destruirán, de una vez, esta porción de tierra. Lluvia incesante de piedras, segundos de desaparición eterna.

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